domingo, 23 de junio de 2013



OBSESIONES DE DOS POETAS
Por TATIANA GUARDIOLA SARMIENTO
La capacidad de convertir las vivencias comunes y nuestras obsesiones a través de la palabra en la más sublime balada lírica, es una muestra del valor literario de las obras que hoy nos convocan, Memoria diaria de un condenado y, De la ciudad y sus amores ajenos de los autores tomasinos, Pedro Conrado Cúdriz y Tito Mejía Sarmiento, cuyos particulares estilos y madurez poética hacen de este trabajo a contracara, auténtico, universal e irrepetible.



Memoria diaria de un condenado, libro de poemas de Pedro Conrado Cúdriz, expresa con fechas desde el 9 de marzo hasta el 15 de octubre, las inquietudes de carácter existencial de una voz poética que se reconoce en una ciudad aletargada en la que cada día siente que comienza a morir enmarañado en el tedio, la rutina, la melancolía, el hastío que envuelve la simpleza de los días, mientras ausculta su lento trascurrir.



Es recurrente la protesta a una sociedad indolente, ciega ante las iniquidades y la injusticia social lo que se refleja en su poema Asombro, cuyo tema es un hombre que ante un cadáver de una mujer en una calle, abandona la indiferencia y se convierte en necrófilo como arma literaria para burlar el indiferente estado de postración del hombre ante el asecho de la muerte, en un país saturado de imágenes violentas, por ello el poeta revive la sensualidad de un cuerpo ‘’deseado para los pianos del sexo’. Detenerse en el cuerpo sin vida de una desconocida y recobrar el impacto perdido ante la desgracia reconcilia en este caso la dignidad humana, el poeta satiriza la insensibilidad humana que agobia a la sociedad, concediendo solo a los ciegos el don de observar con ojos de primera vez.



Y en Onomástico, el símil de un cumpleaños con copas, amigos, es un mordaz asomo del ritual del velorio , se establece la cosmovisión de la aldea en la relación hombre-muerte, el camarada yace alrededor de ellos, y no es más que un cadáver visto por los amigos que persisten en atribuirle condición de vivo a quien los abandonó.
La miseria y la desesperanza en una niña debajo del puente. El falseamiento de la vida urbana, se repite escupiendo frases que reprochan una existencia llena de máscaras y atajos.



El efecto poético de sus metáforas recurre a ecos de la infancia en Vieja fotografía, a la mención de animales especialmente perros e incluso en la portada, gatos asesinos, pájaros, caballos, instrumentos como el clarinete , los cuales hacen símil, personifican y armonizan con una lira que se revela como prueba de su intríngulis profunda y compleja.

En De la ciudad y sus amores ajenos, libro de poemas de Tito Mejía Sarmiento las obsesiones, punto de referencia del impulso creativo ubica a Tito frente al erotismo, del que Octavio Paz dice ‘’no es un imitación de la sexualidad, es su metáfora’’, buscar contenidos nuevos simbólicos y gozosos que no compiten con el sexo acrobático y la contemplación visual de lo pornográfico, o lo jocoso, se trata de un erotismo dignificado que ha ido madurando desinhibiendo la sacralidad corpórea en ritmo, figuras retóricas y lenguaje elevado para el disfrute de sus lectores.



El autor exalta el encuentro de los cuerpos, la contemplación del cuerpo femenino objeto del deseo, forja significados al acoplamiento, al placer, los sentidos, su mayor pericia es dar nombre a lo fugaz, lo evanescente, las sensaciones…



El poeta a su vez, conduce a la intimidad a una mujer frágil y poderosa, dominada, y le canta a la fascinación por el sexo consumado que lo sumerge en un vacío una liviandad de una esfera cósmica espiritual y mística. En sus versos la voz refleja la supremacía de quien ha amado a mas de mil mujeres, según evoca en un autorretrato en el poema El poeta flaco de la esquina azul y no se redime, ni pierde su virilidad conquistadora, la angustia de lo instantáneo, de lo efímero e indefinible, desemboca en la necesidad irrefrenable de elevar sus poemas a sus amadas para eternizarlas junto a los rituales, ceremonias de una danza corpórea súbita y breve como un relámpago y, jugar a la imposible posesión absoluta de la mujer.



Una identificación del yo con el mundo del erotismo y la sexualidad son para Tito Mejía Sarmiento, la potencia primera, sacraliza el sexo, el ritual de amarse responde al complejo ideológico que trasunta su obra, libera su conciencia intuitiva el componente sonoro, va mas allá de una pareja con cuerpo, rostro, nombre que en algunos casos es Penélope, Cleopatra, Lais de Corinto, Eva, Salome y la música de las palabras traspasa lo intangible de aquellas pasiones que desentraña el espíritu.



La denuncia social también contagia su intrincada en Hoy vino devora, la mama del hijo menor de tenorio, a visitarme por última vez, pareciera que quisiera hacer cambio de tono y los versos narran, sin presumir relato. También cuando menciona en Penélope a una mujer gruesa vendedora de bollos en el barrio abajo que aguarda el regreso de su amado rendido al feudo. Así mismo, en La mujer del marinero, se cuenta en el poema con epílogo de Pablo Neruda: Cleo, espera el regreso de su amado con la misma ansia como en la Odisea, Penélope espera el regreso de Ulises a su patria Ítaca, en el poema hace alusión a las estrellas naufragadas de Ítaca.



En el poema Vieja casa de bahareque es la nostalgia, su cuerpo alguna vez poseído al igual que la casa personifica su desnudo y avanzarlo… (De escalón a escalón hasta llegar a la enredadera de sus piernas). El erotismo bucal en morder los territorios femeninos en Ofrenda de cumpleaños.
En Vecina bajo la lluvia, se expresa la obnubilación ante la contemplación del cuerpo de la vecina el morbo que desencadena este acto clandestino a través de la poesía se eleva se erige en la ternura del deseo, hago referencia a un poema de Pablo Neruda en Residencias
El tango del viudo
por oírte orinar, en la oscuridad
en el fondo de la casa
como vertiendo una miel delgada, trémula, obstinada.
A Catherin Biller, directora francesa del cine declaró:“que hacer arte en este caso escribir sobre el sexo, solo se logra si uno logra liberarse de su propia censura que es la obscenidad” y Tito, agrego yo acá, es un maestro del erotismo poético
Tatiana Guardiola Sarmiento
Poeta Colombiana

martes, 18 de junio de 2013



Luís Altamiranda Sandoval, “Todo un veterano de la Salsa”

Por Tito Mejía Sarmiento



Luís Altamiranda Sandoval, locutor de mil batallas musicales, nació y creció como todo un bacán que se viste de vivos colores en el popularísimo barrio Rebolo de Barranquilla, oyendo una avalancha rítmica de son montuno, guaracha, charanga, pachanga, boogaloo, Jala – jala, latin Jazz, plena, descarga…o sea lo que se conoce con el nombre de Salsa, que entre otras cosas, lo atrapó por completo en el tiempo y que hasta el sol de hoy, lo tiene aún comprometido en lo que podría fácilmente denominarse como una “disputa perpetua con ese género” ya que sigue presentando todos los domingos con mucho éxito, el programa salsero Swing Latino “El estadero del aire”, que se difunde de 11 de la mañana hasta las 2 de la tarde por las ondas hertzianas de Madrigal Estéreo y, que cuenta según las encuestas con una envidiable audiencia sobre todo en los sectores del denominado Planeta Sur de Barranquilla y en el vecino municipio de Soledad; no importa que en su cabellera sigan cayendo hojas blancas plagadas de misterios, los cuales algunos, me son revelados con mucha humildad en esta crónica para la revista La Urraka Cartagena.



Altamiranda o “el Music Man”, como lo apodó su colega Abel González Chávez hace mucho tiempo, sabe perfectamente que /Pastorita tiene Guararé/, porque ella es su amiga del alma y la lleva en el corazón / como dice una célebre canción de La Sonora Ponceña.



Se abren las puertas de la radio



Después de haber obtenido su licencia de locutor profesional, comienza su carrera en la radio, en el programa “Voces de Soledad” que se emitía los domingos de 10:00 de la mañana a 12 del mediodía desde el radioteatro de Emisoras Unidas (Calle 34 con carrera 38 esquina) con la conducción de Efraín Mejía Donado, director de La Cumbia Soledeña, su primer maestro y padrino.“Ahí participaban entre otros, el famoso cantante Alci Acosta quien a la sazón comenzaba su vida artística como solista, Juancito Gallaspá, con su saxofón y clarinete, el poeta de los negros Pacho Bolaño y Bolisander Pacheco (Pachequín), el decimero Gabriel Segura, ya desaparecidos y por supuesto, La Cumbia Soledeña. Luego incursioné en Radio Minuto, la emisora pop - musical y complaciente, Radio Cumbia y por último, 25 años en calidad de director artístico en Olímpica A.M y Olímpica Estéreo 99.1, emisoras de la Organización Radial Olímpica”.



¡Cuándo la sintonía era total!

Este locutor a quien le llueven múltiples invitaciones casi todos los fines de semana en calidad de jurado de salsa en los principales estaderos de la ciudad, manifiesta tajantemente sin ínfulas que está orgulloso de haberle dado la oportunidad a muchos locutores de la Costa Caribe que han hecho historia, por ejemplo a Jairo Paba Salcedo en Olímpica A.M. a finales de los años 70, cuando nadie confiaba en él. “Jairo es el mejor locutor de cabina que hay en el país y cuidado, el mejor en América Latina. El mejor pagado. Es creativo, original. Cuando Mike Char, otro locutor fuera de serie y yo lo llamamos a la emisora, muchos decían que era un mojigato, que poníamos en ridículo la radio de nuestra ciudad y míralo donde está, dedo arriba como él mismo dice. También le tendí la mano a Jacob Guerra (q.e.p.d.), Luís Arias, Charlie Fernández, Andy Pérez, Humberto Ferrer, Edgar Castillo, Jimmy Páez Elles (q.e.p.d.), Ralphy Polo y a ti mismo, Tito. Quiero decirles a los lectores de La Urraka que, capítulo aparte merece Miguel Char Abdala. Sin temor a equivocarme, Mike Char como se le conoce artísticamente, ha sido en los últimos tiempos el hombre de la radio más completo en Colombia, conoce al dedillo todo lo relacionado con este medio de comunicación; es productor, ejecutivo brillante, como locutor posee una voz bien educada con tonos altos llenos de matices y además, es cantante y un furibundo amante de la salsa, pero más allá de esos atributos, repito, es una excelente persona y gran amigo. Estuve laborando a su lado por un espacio de 25 años… ¿Dígame usted si no tengo autoridad para ponderar sus virtudes? No es coba, lambonería, es la realidad de la vida, lo digo con toda sinceridad y el propio Mike sabe que es así”.



Cuando a Luís Altamiranda Sandoval, quien tiene para orgullo de él y su familia más de mil amigos entre artistas nacionales y extranjeros, le pregunto por los mejores momentos de su vida en la radio, cierra sus ojos y me habla con tonos de nostalgia, de alegrías, de esperanzas. Entonces, se peina sus gruesos bigotes con una elegancia excepcional como toda persona que viene de donde el mar se aparea con el río y, de donde el verso del bohémico compositor se escapa en cada rincón de la urbe, porque nos recuerda la brevedad del gozo y nuestras razones primeras, las que han ido diseñando el sentido y el itinerario de la búsqueda de esa felicidad caribeña muy singular que va gratificando nuestras raíces y a la vez fecundando más el amor de buen melómano que somos por antonomasia:



“Los años 70 y comienzo de los 80 fueron maravillosos, la familia se conglomeraba sanamente alrededor de Olímpica A.M. que era precisamente la emisora del pueblo, una manta tendida en todos los barrios de Barranquilla, modestia aparte, y con una programación musical de acuerdo con los gustos de los oyentes. Había una empatía hermosa con los mismos dueños de pick ups, que entre otras cosas, eran unas emisoras rodantes, creaciones netamente de los técnicos empíricos en electrónica de la Costa Atlántica, cuyas presentaciones y glosas eran identificadas por la voz de Mike Char. Recuerdo al Coreano, el Británico, el Rojo,el Timbalero, el Sibanicú, el Gran Fidel, el Gran Ché, el Gran Pijuán, el Gran Torres, el Isleño, el Solista, el Sicodélico, el Ray, el Concord… En Radio Olímpica A.M. había en sus comienzos radioperiódico y noticiero deportivo. En la parte musical realizamos el segundo programa de la salsa en Barranquilla desde los comienzos del 69 hasta el 72: Ritmo, fiesta y sabor, presentado por Miguel Char, Guillermo - Chicho - Barrios (q.e.p.d.) y mi persona. Con la salida de Chicho de Radio Olímpica, Miguel y yo creamos aquel muy escuchado programa: el Festival Antillano”.



La vida te da sorpresas, sorpresas tristes

La noticia se regó como pólvora aquel 10 de marzo de 1980: El locutor cartagenero Jimmy Páez Elles (El rey del Shabalá) de Olímpica A.M. murió al ser arrollado por una tractomula cuando venía de su ciudad natal para Barranquilla, conduciendo su motocicleta. El accidente ocurrió cerca a Isabel López, corregimiento de Sabanalarga a la una y cuarenta de la tarde:



“Todavía tengo grabado el timbre de la maravillosa y estentórea voz del mulato Jimmy Páez Elles, un locutor que trajimos de Cartagena para reforzar la nómina de acá, que había quedado descuadernada por la ida de dos estrellas nuestras de la época, Jairo Paba y Luís Arias, para Radio Universal de los hermanos Navarro, quienes les ofrecieron casa, carro, mejores salarios, pero a los pocos meses cuando recuperamos la sintonía, a los dos les tocó regresar. Recuerdo como si fuera hoy que ese día Jimmy debía sacarte a ti, Tito, que estabas locutando de doce a tres de la tarde. Sonaba por cierto la melodía titulada La rueda de la orquesta Solución de Puerto Rico, esa que en una de sus estrofas dice: / Tú eres la rueda, yo soy el camino, pasas encima de mí dando vueltas / Ese momento quedó clavado en mi corazón y en mi mente para siempre. El negro Jimmy tenía mucho futuro en la radio. También me dio duro y ese día, lloré con toda mi alma, la desaparición del gran periodista deportivo Fabio Poveda Márquez, otro grande de Colombia. Cuando murió Jacob Guerra Camacho, duré casi ocho días desanimado. Jacob era una de las mejores voces y gran maestro de ceremonias. Otro instante triste fue el día cuando me despidieron de la Organización Radial Olímpica (ORO). A nivel empresarial, todo normal; fueron decisiones de la empresa y que uno tuvo que aceptar indeclinablemente. Desde el punto de vista de la forma en que se hizo realmente el despido, no fue lo que yo hubiese deseado. Fue muy duro para mí, pero bueno ese mal rato lo asumí sin ninguna clase de resentimiento, además ese episodio no ha opacado todo lo positivo que experimenté en mis 25 años continuos, en una empresa radial a la cual le entregué todo mi cariño, mis fuerzas con mucha dedicación, mi vida. Además de contribuir un poco colocando un ladrillito en los cimientos de lo que es hoy en día esa maravillosa empresa, orgullo de Barranquilla para Colombia, y que aún sigo queriendo”.



Swing latino: “El estadero del aire”

Todos los domingos, “Altamiranda sale de su casa ubicada en el barrio El Silencio de la carrera 26C2No. 79-22 a las nueve y treinta de la mañana, directo a Madrigal Estéreo. Mientras conduce su carro, mueve su cabeza de lado a lado. Silba y tararea como si parodiara al gran Joe Arroyo con su famosa melodía “Tania”: / Voy a la ciudad, voy a trabajar ahí está el placer, lo voy a buscar. ¿Cómo me llaman? Eso no importa, yo te vengo a buscar, mamá. Te vengo a buscar, ¡Oh Tania, Tania! Yeah!



Ya en plena faena laboral dominical, ordena al control de turno que inicie el programa Swing Latino, el estadero del aire con el tema salsero: “El tumbao y Celia”, interpretado por la guarachera de Cuba, Celia Cruz & Johnny Pacheco. Definitivamente, este hombre es todo un veterano de la salsa por donde se le mire.



domingo, 16 de junio de 2013






Si hoy día del padre, estuvieras a mi lado, viejo César Mejía Pizarro (TITO)



Por Tito Mejía Sarmiento



Imposible silenciar tu voz de mis oídos, papá.

Borrar tu imagen de mi memoria, también es imposible.

Desprender tu abrazo de mi cuerpo, es mucho más que imposible.

Tu piel es mi piel, viejo Tito.

Recojo el abril de tu vida para la mía, mi viejo amado.

Tus consejos jamás se gastarán, te lo juro,

porque los guardaré en mi corazón,

y tu inteligencia de contador empírico,

y hablante de dos idiomas (español e inglés) mucho menos,

porque será el manual de presencias

para los días que me siguen en esta carrera febril sin metas,

mi contertulio amado.



Ahora cuando acudo a los predios de mi infancia,

me acuerdo de ti, enseñándome

cómo manejar la primera bicicleta “Royal florido”

que me trajo el niño Dios por los años 60,

mientras Cipriano, Arnaldo y Nelson

se desdoblaban en cólera porque sus barcos piratas

no querían partir de aquel puerto imaginario

de la alberca que tenía mi abuela María Guadalupe

en aquel inmenso patio de arena blanca de su casa.



Cómo olvidarme papá,

de la cotidianidad de tu mundo interior

que transportabas a la esfera de la ternura

de la vieja Eloina, quien entre otras cosas,

te aguantó durante muchos años

las travesuras del Casanova enamorador

que fuiste y quien ahora tan débil y triste,

te va a esperar impaciente en la terraza de la casa

como si te hubieras ido de viaje.

Te va a estar esperando para que bailes con ella magistralmente,

la canción “El Guayacán” interpretada por Lizandro Meza

que tanto te gustaba y el vals “Los bosques de Viena” de Johann Strauss.



¡Papá, yo quiero ser tu yo, disperso en mil amores!

Viejo Tito, en estos momentos la razón se levanta,

rompe los esquemas tangibles y la tristeza por otro lado,

toca el portón de las angustias,

traspasa el tiempo de evocaciones viejas con su aguda lanza,

mientras las huellas de la vida

quedan impresas en los ojos del alma

para siempre con sus lágrimas furtivas y rebeldes.



Entonces, sólo quedan entre otras cosas,

las fotografías sonrientes de épocas festivas, extrañas

y el cenicero con el último cigarro que fumaste

mientras jugabas dominó todos los domingos

en “El Nuevo Mundo” con tus amigos Rafael Visbal, el mono Bibio,

mis tíos Néstor y Gustavo entre otros ,

la infaltable botella de menticol

y la libreta de apuntes con tu rosario de palabras en la mesita de noche ,

en un intento de amor sin despedida, viejo hermoso.



Y también por supuesto, quedan Bertha, Vilma,

Mirna, Libia, Germán, Alex, Alejandra

y Kito escuchando tus pasos

con un amor verdadero y transitando caminos

sin tus manos por el resto de la casa.

Me queda un olvido repleto de recuerdos que eres tú, papá querido.

¡Qué orgulloso me siento de ti, papá!

¡Te amaré siempre, mi querido viejo Tito!



Tu hijo, Tito Mejía Sarmiento.

Poeta Colombiano







jueves, 13 de junio de 2013

La Urraka Cartagena: El ojo de la cerradura

La Urraka Cartagena: El ojo de la cerradura: Luís Altamiranda Sandoval, “Todo un veterano de la Salsa” Por Tito  Mejía Sarmiento Luís Altamiranda Sandoval, locutor de mil batalla...

lunes, 10 de junio de 2013



SEÑAS DEL PERSEGUIDOR




Confieso que nací
en un pueblo ribereño
donde hubiera querido nacer
cada vez que naciera.

Donde fui concebido además,
por una hermosa pareja
que se pasaba muchas veces la vida hablando
del amor y sus metáforas bajo la tela de la noche
y sus luciérnagas diminutas.

Una pareja de ojos toledanos que transitaba
asida de las manos por los mismos caminos
aunque le pareciera cerca
lo que estaba tan lejos.

Confieso que mi piel se eriza hoy
en llamarada, ajena a la raíz que la redime,
al acercarme a la ventana de la evocación :
Los primeros aguaceros de octubre internados
en el arenoso patio de la vieja casa de paja,
entorno esencial de nuestros sueños,
que espantaban a las palomas de plumaje
gris y blanco que en el loco afán
por resguardarse en sus casitas de madera
que papá les colocaba en la cúpula de los árboles,
cruzaban los aires en medio del émbolo sonoro de su gutural monotonía.

Aquella gotera en mi cuarto
con su entrañable olor a humedad,
que en ósmosis mutua de ruido y frialdad,
al caer en el recipiente de turno,
no nos dejaba dormir.

Es que nada se puede detener
sin sentir felicidad: mis hermanos cabalgando
sobre escobas haciendo de jinetes enmascarados,
y yo persiguiéndolos por las encharcadas calles del pueblo
con un revólver imaginario entre mis manos
hasta darles captura al final del arco iris.

Confieso que cuando tenía diez años,
casi todos los viernes
bajo la luz de una luna amaestrada,
jugaba con la vecinita de enfrente,
que tanto me gustaba, a “los besos robados.”
Abro paréntesis para decir,
que esa vecinita de enfrente,
es hoy la compañera inseparable de mis días
con muchos episodios que contar
cuando el amor se declara culpable.

Confieso que con la devoción del flagelante
de un viernes santo
y con el luto de marfil herido
por la pérdida de algún amigo,
que sin decir su nombre quedaba clavado
para siempre en el alma de todos los lugareños,
no faltaba ni faltaré a los funerales en mi terruño,
porque se viven, se sienten al unísono
aunque en el centro de los mismos,
esté el errante de lo mundano,
ese que por burlarse o por escapar aún más
del terco intento, inventa cosas,
se ríe o mira con piedad su propio simulacro.

Y como el tiempo huye
y te da señas para que registres la huella de su paso,
no quiero cerrar este poema
no sin antes decir,
que sigo buscando con ojos persistentes
la cara de la vida en todos los rincones
de mi pueblo ribereño,
aun cuando me cobije en la inmaculada lágrima
que se forma en los bordes de la risa y de la locura.

TITO MEJÍA SARMIENTO

sábado, 8 de junio de 2013

MARKOTÉ, gran mariscal del periodismo en el Caribe Colombiano

Se inició en el periodismo con tarjeta profesional 421 del M.E.N., en 1954, en
la amurallada  Cartagena de Indias

Además, laboró en Emisoras Fuentes, al lado de los recordados periodistas Fat Lavalle, Napoleón Perea Castro, Melanio Porto Ariza y Édgar García Ochoa, el popular Flash, cubriendo deportes y farándula

Descubridor del que sería años más tarde uno de los más grandes cantantes de Los Corraleros del Majagual, Eliseo “Trabalenguas” Herrera

Ha sido director de Emisoras Unidas, jurado del Festival de Orquestas y, desde hace 44 años, relacionista de Los Melódicos de Venezuela

Hombre de muchas corbatas y sonrisas



Por Tito Sensación Mejía


Me dediqué por muchas horas, como el famoso detective Sherlock Holmes, a seguirle los pasos al veterano hombre de la radio y del periodismo Marco T. Barros Ariza, sin que él se diera cuenta de mi recorrido sigiloso de su casa a sus lugares de trabajo, y viceversa. Me llamó poderosamente la atención su andar seguro, recto, su jovialidad, su elegancia en el hablar, su fino humor al contestar efusivamente el saludo de muchas personas del común, de la radio, la televisión, lectores suyos, críticos y colegas que le abordaban y que, a decir verdad, le tienen un aprecio superlativo por las mismas manifestaciones que le exteriorizan y, por supuesto, su infaltable corbata (su colección pasa de miles, ya que las usa desde cuando hizo la primera comunión a la edad de 12 años, en la iglesia de Chiquinquirá), que combinaba con su vestimenta diaria y que lo hacían ver como en efecto es, un gentilhombre, o como dice el colega Pepe Sánchez: “Markoté es el caballero que encarna el espíritu del barranquillero antiguo, y del hombre de radio de antaño, reposado y elocuente, que ya le habían mostrado al mundo figuras con la calidad de Juan Eugenio Cañavera, Elías Pellet Buitrago, Alfonso Rosales Navarro, Edgardo de Castro y decenas más de coterráneos que se encargaron de demostrarle al país que Barranquilla fue la verdadera cuna de la civilización en Colombia”.

CARRERA BRILLANTE

Las horas nunca pasan en balde –me digo para mis adentros cuando llego a su residencia de la calle 75 No. 44- 56. Lo primero que hace es soltarme un “Primero Dios, bienvenido a mi casa, maestro Tito”, cuando los últimos rayos de un sol asustado por estos días lo iluminaban todo, enalteciendo momentáneamente con radiantes colores unas tonalidades que muy poco se están viendo en Barranquilla por la temporada invernal que nos azota. Enciendo la grabadora y su voz parece seguir el compás del señorío de tantos años: “Nací un miércoles 19 de septiembre de 1922, a las cuatro y treinta de la tarde, en la Calle Sello con la Carrera Concordia, barrio San Roque de Barranquilla, y allí crecí, pudiendo valorar rápido el significado de unos maltrechos conceptos en el mundo actual: trabajo, respeto y dignidad. Me inicié en esto del periodismo con tarjeta profesional 421 del M.E.N., en el año de 1954, en Cartagena de Indias, en la jefatura del Terminal, de donde obtuve una modesta pensión en 1967.Además, laboré en Emisoras Fuentes, al lado de los recordados periodistas Fat Lavalle, Napoleón Perea Castro, Melanio Porto Ariza y Édgar García Ochoa, el popular Flash, cubriendo deportes y farándula. Estando en la ciudad amurallada, fundé la famosa Orquesta del Terminal, descubrí al que sería años más tarde uno de los más grandes cantantes de Los Corraleros del Majagual, Eliseo Trabalenguas Herrera. Regreso a Barranquilla en 1968, me vinculo como Jefe de Producción de Discos Tropical, y posteriormente fui director de Emisoras Unidas. Luego creo el programa Candilejas por la ya desaparecida Onda Nueva, del gran amigo y colega Jaime El Coloso Jiménez. Más adelante, dirijo el programa Reportajes Espectaculares, por Emisora Atlántico, y en horas de la noche hago las veces de corrector de estilo y jefe de Redacción del Diario La Libertad, del apreciado Roberto Esper Rebaje. Desde el año 1993, realizo el programa Recuerdos con Markoté, hoy por Radio Tropical, los sábados de dos a tres de la tarde, antes por Radio Cultural Uniautónoma Estéreo. Soy relacionista público desde hace más de 35 años de la Orquesta Los Melódicos de Venezuela. He sido jurado en el Festival de Orquestas del Carnaval de Barranquilla. Participo en la sección ‘Los miércoles del recuerdo’ en el programa Satélite, que dirige Abel González Chávez por Emisora Atlántico, y escribo todos los jueves mi columna ‘¿Sabía Usted que...?’, en el periódico La Libertad”.

ESPECIE EN VÍAS DE EXTINCIÓN

Me atrevo a decir, sin exageración, que Markoté es una especie en vías de extinción dentro de las comunicaciones sociales por su capacidad, su jovialidad, su don de gentes, su vitalidad y, sobre todo, por su recia disciplina demostrada durante sus 93 años de vida: un hombre que jamás se ha llevado un trago de ron, cerveza, whisky o champaña a la boca, a pesar de recibir consuetudinariamente múltiples invitaciones de artistas, casas disqueras, eventos culturales… para asistir a sitios de Barranquilla, la Costa, Colombia y el exterior. En recompensa a esa repulsión por el alcohol, su amigo y médico de cabecera Antonio Saladen lo premió con una composición titulada: Markoté, la cual fue grabada en ritmo de fandango para el sello Curro por el maestro Manuel Villanueva, con el acompañamiento de la siempre recordada voz de Crescencio Camacho, y cuyas dos primeras estrofas dicen: Yo tengo un amigo que se llama Marco T./ pero cosa rara/ a él no le gusta bebé/ mas tengan cuidado muchachitas si lo ven/ no le gusta el trago/ pero mucho la mujé.- Tiene un bigotito piruetearero y socarrón / Mas les aseguro que nunca lo moja en ron/ Y sus cualidades él nunca las emplea mal/ Al hombre le dicen el ñero del terminal-.

CUANDO EL AMOR LLEGA ASÍ, DE ESA MANERA

Su cabello y bigotes color plomizo me traen a la memoria a los mejores actores de la época de oro del cine mexicano como Arturo de Córdova, El Indio Fernández y Luis Buñuel Portolés (español naturalizado mexicano), entre otros, quienes fueron filmados en blanco y negro para deleitar a centenares de generaciones en los años cincuenta, sesenta y setenta. Las mismas generaciones que iban a los teatros de cielos abiertos y cubiertos por un montón de estrellas en horas de la noche. “Allí, precisamente en uno de esos teatros, después de haber salido dos horas antes de una fiesta de cumpleaños, conocí con el mayor respeto a la que sería años más tarde mi esposa, Beatriz Elena Donado, quien me regaló 6 hermosos hijos, de los que sobreviven 5 y con quienes a veces sueño todavía acurrucándolos al pie de sus camas”.

CELIA CRUZ, DANIEL SANTOS, RENATO CAPRILES, ESTHER FORERO, SHAKIRA Y ANDRÉS CEPEDA

Markoté, con una rapidez pulida del tiempo que envidiaría cualquier joven de 15 años, me responde sobre los artistas de la vieja guardia y de hoy que más admira: “Celia Cruz, lo más grande que he conocido en la música. No porque haya sido mi amiga personal de tantos años, ni me haya regalado 17 corbatas que todavía conservo, ni porque me haya ofrecido, el día de mis cumpleaños, su concierto el 19 de septiembre de 1992 en el Estadio Metropolitano Roberto Flaco Meléndez, sino por su calidad. Daniel Santos, El Jefe, que con su voz nasal lo conquistó todo, musicalmente hablando, grabó de todo, y eso solo lo hace un grande. Renato Capriles, toda una institución del pentagrama musical latinoamericano. Ahí sigue vigente con su Orquesta Los Melódicos. Estercita Forero, por algo el colega Gustavo Castillo García la inmortalizó como La Novia de Barranquilla, y de Shakira te digo que es inmensa como artista y como persona, por eso la quieren en todo el mundo. Pasarán muchísimos años para que salga otra como ella. Otro muchacho muy bueno es Andrés Cepeda, ojo con él. Lo que quiero significar es que, a pesar de ser un amante empedernido de la música veterana, no soy ajeno a la nueva camada de artistas que están emergiendo en la farándula”. Como todo es intenso mientras dura la vida, y la misma vida es sutil en el imaginario del pueblo que se teje de acontecimientos sucedidos, al maestro Marco Tulio Barros Ariza, el mismo hombre que jamás ha utilizado los medios de comunicación para zaherir, agraviar o lanzar expresiones fuera de tono, le gustaría que lo recordaran con un acróstico tomado de las letras iniciales de sus nombres y apellidos:
¡Mejor
Tener en la vida
Bastantes

Amistades, corbatas, discos que cualesquiera otras cosas!