viernes, 19 de enero de 2018
Poema de Tito Mejía Sarmiento (Del libro" De la ciudad y sus amores ")
El poeta flaco de la esquina azul
Soy el poeta flaco de la esquina azul,
el mismo ciudadano al que en el alma
se le maduran los deseos,
amante de la soledad que bellamente
germina en todo su cuerpo.
Estoy a un metro con 87 centímetros
sobre el nivel del mar.
(Soy una ola que se levanta a las cuatro de la mañana).
Escribo versos de contenido erótico, proyectiles
que me hacen encontrar
el lado luminoso de la vida,
un poco más allá de la oleada de tejados o del escarnio
público,
esa máscara que se porta con delicia
y que pierde hasta el último vestigio de la ira.
Soy el poeta flaco de la esquina azul,
la bestia perfecta que secretamente
se sumerge en el espejo bien temprano sin herirle,
antes de irse a intercambiar memorias de mediodía
con los amigos de cátedra que, fieles
a sus dogmas, terminan haciendo el trágico papel
de hombres sabios.
Soy el poeta flaco de la esquina azul,
amo a mis padres más que a nadie,
amo a mis hijos más que a nadie,
amo a mis hermanos más que a nadie,
el mismo que ha amado a más de mil mujeres
y las ha sabido olfatear más allá de su ropa interior.
Soy también el que ríe, sufre y llora,
y sabe perfectamente que sólo somos
un préstamo del tiempo atado a los semáforos de la vida.
Amo a las urbes, no sé de dónde me viene esa costumbre,
y sus noches pobladas de versos que transitan por las alcobas
donde precisamente no se pierde ni un detalle
del orgullo inconcebible
y se crea el cauce perfecto
que se amolda a la piel de los amantes.
Soy el poeta flaco de la esquina azul,
el que tiene los pies bien puestos sobre la tierra
—a pesar de que muchas veces hablo solo—
y además, gran amigo de los perros
que defienden su territorio alrededor de la bazofia.
Quiero decirles que me cuesta mucho separar
la vigilia de los sueños de colosal memoria
mientras mutilo la luz de los primeros retazos del día.
Vivo en la cima del ahora,
sin mentiras, sin miedos transparentes
y sin olvidar el pasado
que me ha ayudado a vivir,
a sentir que existo y lo que soy:
El poeta flaco de la esquina azul.
miércoles, 3 de enero de 2018
¡Gustavo Petro, el triunfo de
la esperanza!
Por Tito Mejía Sarmiento
Con la llegada de este nuevo
año 2018, manifiesto públicamente que votaré en las elecciones presidenciales por
Gustavo Francisco Petro Urrego, (Oriundo de Ciénaga de Oro, Córdoba, 19 de abril de 1960).
Pienso sin temor a equivocarme
que, este destacado político y economista
colombiano, egresado de la Universidad Externado de Colombia, es el mejor candidato
para este momento coyuntural por el que está vadeando el país ya que los otros son “cucarachas del
mismo calabazo” como decimos popularmente en la Costa Caribe.
Los enemigos de la
ultraderecha con su maquinaria política lo han querido derrumbar inventándole
cuanta porquería se les ha ocurrido en sus cabezas mefistofélicas, pero no han
salido victoriosos porque Petro siempre
ha demostrado su inocencia,
pulcritud y seriedad por encima de
cualquiera trapisonda…
Quiero decirles amables
lectores, que nunca he cruzado palabras
por teléfono con Petro, ni lo conozco
personalmente, pero he seguido de cerca su
trayectoria política desde hace más de dos décadas. Su calidad humana no
tiene discusión y su inteligencia es reconocida no sólo en Colombia sino en el
exterior por propios y extraños.
Tengo conocimiento que desde temprana
edad vivió en Zipaquirá, donde ocupó diversos cargos públicos. En su
juventud fue parte de la guerrilla del M-19. Además, entre 1990 y 1991, fue asesor de la
Gobernación de Cundinamarca. Junto a otros desmovilizados del proceso de paz,
Petro fue cofundador del partido político Alianza Democrática M-19,
movimiento que participó en la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 y,
en consecuencia, influyó en la redacción de la Carta Magna. Con el apoyo del
M19, llegó también a la Cámara de Representantes en 1991, por Cundinamarca.
En 1994, aspiró a
ser reelegido en la Cámara pero no alcanza suficientes votos.
Posteriormente, Petro fue
amenazado de muerte y decide abandonar el país; es nombrado agregado
diplomático en Bruselas por el gobierno
de Ernesto
Samper, viajó a Bélgica junto a su familia; del mismo modo, otros
ex-combatientes del M-19 fueron nombrados en embajadas europeas; Petro renunció
a este cargo en 1996.
Petro fue elegido en las elecciones legislativas en el
país, entre ellas la de Senador de la República por el Polo Democrático Alternativo, cargo al que
accedió en las elecciones del 2006, con la segunda
mayor votación del país. En el año 2009,
tuvo que renunciar de su cargo para
aspirar a la Presidencia de Colombia, en las elecciones del 2010, en
representación de la misma colectividad.
Tras inconvenientes y
diferencias ideológicas con los líderes del Polo Democrático Alternativo, abdicó
a la colectividad y fundó entonces el movimiento Progresistas, para competir por la alcaldía de Bogotá. El 30 de octubre
de 2011, fue
elegido Alcalde Mayor de Bogotá en las elecciones locales de la ciudad, cargo
que asumió el 1 de enero de 2012.
Les recuerdo que gracias a
Petro, muchos políticos corruptos, paramilitares, llámense senadores,
representantes a la cámara, gobernadores, diputados, alcaldes, concejales están
en la cárcel ya que tuvo el valor civil de
cantarle la verdad con pruebas fehacientes
en sus propias caras sin en el más mínimo asombro de miedo. Petro
denunció la presunta infiltración paramilitar en la Fiscalía General de la Nación durante
la gestión de Luis Camilo Osorio.
Invito, pues, a mis queridos
lectores que voten por Petro y no por
aquellos que con un cinismo ciclópeo (porque
después de pertenecer a los partidos políticos que han mancillado durante
largos años a los habitantes de la nación, verbo y gracia, liberalismo,
conservatismo, Centro Democrático, Cambio Radical, Partido de La U., recolectaron
“las firmas necesarias para respaldar sus aspiraciones presidenciales”. Es
decir, otra trampa mortal para nosotros. Bien lo dijo el columnista Felipe
Morales Mogollón que “la proliferación de esas candidaturas deja en evidencia
que no necesariamente se trata de una alternativa democrática, sino, por el
contrario, una forma de pasarse por la faja la normatividad, la ley…”
La gran mayoría de los
colombianos conoce hasta la saciedad que los partidos tradicionales están
sobreviviendo desde varios años gracias a la burocracia, corrupción, al manejo
de las famosas mermeladas, pero ya dejan mucho que desear como partidos desde
el aspecto ideológico y organizativo. Entonces, llegó el momento de votar
masivamente por Gustavo Petro Urrego, el
triunfo de la esperanza.
Tito Mejía Sarmiento -
Filólogo, poeta y locutor
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