viernes, 15 de mayo de 2020




Muerte a la bestia humana*
Me detengo ante  la muestra pictórica
del maestro Obregón
y empiezo a reconocerme
con irresistible límite de asombro,
al ver tanta sangre, crudeza salvaje
de cielo gris cargado de plomo,
metralla que no cesa de reventar  venas
entre  tanto rojo acentuado
para la eternidad de la ceniza
en un país donde he vivido siempre.
El aflictivo modelo del lienzo,
que entre otras cosas soy yo,
(efecto liberador para los ojos),
cuestiona mi historia que carece de equilibrios
cuando aún los silencios sobrepasan las palabras
que se mueren en la boca,
y  la memoria se estanca en su andar
de tanto miedo, horror,  llanto…,
y que en ese   afán de  protegerme
porque el estado  se hace ciego, sordo y mudo,
me vuelve más bestia humana,
la cual hay que  matar de cualquiera forma
cada vez que se quiera para no seguir condenado
en el pausado corazón de las sombras
donde la visión no alcanza.
Al cabo de todo, salgo de la Pinacoteca
ante el embeleso de los que me miran
como si fuese un ateo que corre alrededor de las iglesias
con los diezmos en las manos.
Ya en casa al verme frente al espejo,
permanece en mí, lo que el lienzo revelaba.
Ahora entiendo la paciencia
que tanto se me escapa
debajo de mi propio rostro.
Entonces, mis ojos, tan solos, tan íntimos,
tan repentinos como saltos de venado
ensombrecen más mis pupilas
que por sí solas emanan soberbias por la impunidad reinante.

Tito Mejía Sarmiento
*Título de un cuadro del maestro Alejandro Obregón, a la memoria de Gloria Lara,  directora Nacional de Acción Comunal y asuntos indígenas, durante el gobierno del presidente Julio César Turbay Ayala, asesinada por el grupo armado Organización Revolucionaria del Pueblo.