domingo, 22 de abril de 2018

Petro, el fenómeno político del momento en Colombia


Petro, el fenómeno político del momento en Colombia
Por Tito Mejía Sarmiento
He oficiado en más de tres ocasiones en calidad de maestro de ceremonias, en algunas plazas del Caribe Colombiano donde se ha presentado el aspirante a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro Urrego y, el lleno sin hiperbolizar, ha sido impresionante, amén de la admiración y respeto que se le está profesando, lo que hace pensar que será el próximo presidente de Colombia.
Personas de todas las edades y diferentes  estratos sociales permanecen por más de siete horas escuchando las propuestas del candidato de Colombia Humana.
Petro pretende cambiar para el bien de todos (as)  el modelo extractivista y de retirar modelos económicos sustentados en la extracción de petróleo y carbón, para cambiarla por políticas agrícolas. Además, el fortalecimiento de lo público lo sustenta en la organización de la institucionalidad por medio de la educación pública, y la descentralización burocrática.
El candidato nacido en Ciénaga de Oro, Córdoba, Gustavo Petro, insiste en que pondrá en marcha las reformas para alcanzar una paz definitiva con equidad y libertad, reduciendo las distintas formas de desigualdad y de discriminación social. Para ello, implementará un nuevo pacto social y político, con amplia participación de todos los sectores, para superar definitivamente la guerra, para edificar una justicia autónoma y al alcance de la gente, para vencer la corrupción y procurar el buen vivir de los ciudadanos(as).
El candidato que se ha convertido en el fenómeno político en nuestro país, dice que implementará cambios profundos en el modelo económico, a fin de enfrentar la crisis ambiental. Dinamizará la economía mediante el fortalecimiento de la agricultura, la reindustrialización de sectores estratégicos, la transición hacia energías sustentables y la generación de cambio tecnológico. Petro arguye que es urgente superar el extractivismo que, acompañado de la tercerización de los sectores financiero, de transporte y de servicios, ha llevado al deterioro del aparato productivo, industrial y agropecuario nacional, provocando devastación ambiental, pobreza e inequidad".
Petro ha insistido en que hará de nuestro país un territorio socialmente justo, ambientalmente sano, sustentablemente productivo, con una población que confía en sus instituciones y participa efectivamente en el fortalecimiento de la democracia y de lo público. Su gobierno, entre otras cosas, se orientará hacia la garantía plena de derechos y hacia el reconocimiento de nuestra diversidad poblacional, social y cultural. En esa vía, Gustavo Petro garantizará el derecho fundamental a la salud de manera universal y equitativa y a la educación de calidad, pluralista, universal y gratuita.
Petro sigue llenando plazas, lo que lo convierte en el fenómeno político del momento en Colombia, y por supuesto en el más seguro presidente de los Colombianos.

miércoles, 11 de abril de 2018




Hoy miércoles 11 de abril de 2018, cumple siete años de haber fallecido, mi padre César Eurípides Mejía Pizarro a la edad de 93.

Me parece aún verlo sentado en la silla de ruedas, diciéndome: ¡Me voy a morir sin saber quién mató a mi hijo Nelson Ricardo!

Mi hermoso viejo tenía una lucidez extraordinaria hasta en los últimos segundos de su vida! ¡Por algo hablaba tres (3) idiomas y leía todo tipo de novelas!

Además, lo recuerdo sentado bajo la sombra del perfumado tamarindo en el patio de la vieja casa del pueblo, al lado de mi madre Eloina, también fallecida en abril, tratando de jugar múltiple veces a cautivar un beso hasta cuando el último rescoldo de la destartalada hornilla se esfumara con el alba.

Creo verlo, reseñando en su libreta de apuntes con un agrado superlativo sobre el zarandeo del tiempo, el primer aguacero de cada año.

Vivo está el recuerdo en mi mente, cuando se paraba frente al espejo para peinarse y verse así mismo su abultada e infinita plateada cabellera.

Prohibido olvidar los instantes cuando mi viejo querido trataba de dormir a uno de sus nietos en sus piernas, silbando la famosa canción “El chupaflor” de Alejandro Durán, al filo de una encrespada madrugada de octubre.

A veces, viejo amado, sueño otra vez con ser el niño que tú mandabas a regar casi todas las tardes a las cinco en punto, el jardín para ver crecer el carnaval de mariposas en derredor de una flor abierta, cuya bondad nunca se extinguía ni con la tersa mirada de la noche.

Ahora más que nunca sé que en medio de los recuerdos emergen los días desde aquellos ojos negros bien tuyos para los míos, y tu cara me parece ser el espejo que reconoce la mía, amado viejo.

¡Si tú supieras cuánta falta me haces, padre mío!

Tito Mejía Sarmiento