martes, 15 de septiembre de 2009

Palabras el día del lanzamiento en LA CUEVA
EL TURPIAL NELSON MEJIA, NOVELA UNIVERSAL EN LAS CALLES ÍNTIMAS DE SANTO TOMAS

Por Tito Mejía Sarmiento

Manifiesto con toda sinceridad que leí en dos ocasiones la novela de Roberto Sarmiento Fontalvo. La primera vez, con los ojos del hermano y, confieso que me pareció buena. Después, con los ojos del crítico, poeta y me pareció excelentísima.

Esta novela-testimonio no es expresamente la segunda parte de otra que también circula en el imaginario colectivo de Santo Tomás, a pesar de que en ella implícitamente coinciden el personaje principal Nelson Mejía Sarmiento o mejor el turpial que, en esta oportunidad y con el mismo universo histórico de base, la gente de Marquetalia “aclama con un fervor que no tiene fronteras, corroborándose en ese entonces como el máximo líder del pueblo y cuya muerte llevó a sus habitantes a la ira y al acto irracional y turbulento de prenderle fuego a la casa de un opositor político y a la alcaldía, quemando de paso todos sus archivos que contenían la historia de la administración pública de la municipalidad”(página 64), sino la novela protesta para llamarla de alguna manera que se mueve entre dos bandos totalmente opuestos para conseguir un propósito en una sociedad anestesiada.

Magistralmente, y como si se tratara de un narrador experimentado, Roberto Sarmiento Fontalvo, nos presenta una novela con una inspiración basada en múltiples modelos, unos más próximos a la realidad con visiones rigurosas, frente a otras que se basan en fórmulas estereotipadas, y lo hace justamente, para no caer en el payasísimo papel de la realidad del cual Milan Kundera muchas veces nos previno.
Es decir, el narrador trata con una dinámica y alcance bien serios, a todos sus personajes con que la vida les actuó, y les actúa porque muchos de ellos como es el caso de doña Rosario, don Juventino, Emeregilda, entre otros, aún sobreviven en un piélago de ficción llamado Realismo, con sus propias experiencias contundentes a cuesta, y con el síndrome de no poder atestiguar jamás que algo grave sucedió (el asesinato del turpial NELSON MEJIA), tal como lo registra la conciencia histórica de la novela, amén de la intimidación de la identidad de uno mismo y de los otros en un país donde la violencia es un acto consuetudinario a toda prueba, lo que los entendidos denominan como una utopía de la infracción.

Luego de estos referentes, puedo añadir que en la narrativa de Sarmiento Fontalvo confluye alquímicamente el tema erótico: “Revisó los interiores con extremado pudor y los sintió húmedos por el fuerte calor.Luego sonrió con satisfacción al ver su cuerpo esbelto que seguramente habría seducido y encantado con locura a NELSON”… (Páginas 143, 144, 145,146).
Por otra parte, mana el punto de vista del autor sobre el discurso, se da la focalización en el asunto. El tiempo narrativo se inmiscuye con la confabulación. Es decir, el estilo de Roberto Sarmiento va alcanzando “un corpus” que lo va identificando, aunque claro, lo del estilo es paulatino, pero él sabe marcar una distancia con lo que es un estreno y lo que es la prudencia plasmada del arte de narrar:”El turpial salió volando por encima de los árboles, bajo aquel cielo azul, sin saber que un día iba a regresar al sepelio de su amo liberador, asesinado salvajemente, quien no tuvo tiempo de decirles adiós a sus amigos porque la prisa del tiempo fue más rápida que sus deseos”.(página 21).

Esta novela, es un viaje puramente nostálgico con características universales a través de las calles íntimas de Santo Tomás, donde el autor no solamente quiere llamar la atención sobre unos hechos luctuosos que encierran una gran verdad. VERDAD en mayúsculas que a estas alturas cinco años después del vil asesinato del galeno Nelson Mejía Sarmiento, resulta ser más escurridiza a la hora de puntualizarla, y estrangulada a su vez, por el tsunami de la impunidad que tanto daño le hace a la gente de bien sino que pretende además, incitar a los lectores a encumbrarse por encima de su propia reserva para contemplar “su alter ego”, más allá del tiempo y la distancia.

Con esta prosa límpida y estupenda, Roberto Sarmiento Fontalvo marca el itinerario temporal entre Ramón Molinares Sarmiento, Pedro Conrado Cúdriz, Aurelio Pizarro Charris, Julio César Lara Orozco, Tatiana Guardiola, Mario Molinares Sarmiento para hablar de los contemporáneos y los narradores anteriores de la patria chica como Manuel Eusebio Salcedo, Ricardo Pizarro, Paris Carlos Mejía Pizarro que hay que leer imperativamente bajo circunstancias alternas.Como corolario, agradezco en nombre de mis padres, esposa, hijos, hermanos y demás familiares del medico Nelson Mejía Sarmiento o el turpial Nelson Mejía, personaje principal de esta novela, el interés del autor para que futuras generaciones conozcan la dimensión de un hombre que entregó su propia vida por amor a una tierra que lo vio nacer, crecer, y lo más importante creo yo, para que su nombre se haga infinito en las distancias.

Eterna gratitud entonces, con el nuevo escritor que acaba de parir nuestra querida tierra tomasina: Roberto Sarmiento Fontalvo y, os invito a comprar su libro que resalta lo que en vida fue Nelson Mejía, quien entre otras cosas se encuentra en la parte trasera de este recinto. ¡No volteen que no está ahí! ¡Está en cada uno de nuestros corazones!
¡Gracias por su atención!
Barranquilla, 12 de septiembre de 2009