domingo, 23 de junio de 2013



OBSESIONES DE DOS POETAS
Por TATIANA GUARDIOLA SARMIENTO
La capacidad de convertir las vivencias comunes y nuestras obsesiones a través de la palabra en la más sublime balada lírica, es una muestra del valor literario de las obras que hoy nos convocan, Memoria diaria de un condenado y, De la ciudad y sus amores ajenos de los autores tomasinos, Pedro Conrado Cúdriz y Tito Mejía Sarmiento, cuyos particulares estilos y madurez poética hacen de este trabajo a contracara, auténtico, universal e irrepetible.



Memoria diaria de un condenado, libro de poemas de Pedro Conrado Cúdriz, expresa con fechas desde el 9 de marzo hasta el 15 de octubre, las inquietudes de carácter existencial de una voz poética que se reconoce en una ciudad aletargada en la que cada día siente que comienza a morir enmarañado en el tedio, la rutina, la melancolía, el hastío que envuelve la simpleza de los días, mientras ausculta su lento trascurrir.



Es recurrente la protesta a una sociedad indolente, ciega ante las iniquidades y la injusticia social lo que se refleja en su poema Asombro, cuyo tema es un hombre que ante un cadáver de una mujer en una calle, abandona la indiferencia y se convierte en necrófilo como arma literaria para burlar el indiferente estado de postración del hombre ante el asecho de la muerte, en un país saturado de imágenes violentas, por ello el poeta revive la sensualidad de un cuerpo ‘’deseado para los pianos del sexo’. Detenerse en el cuerpo sin vida de una desconocida y recobrar el impacto perdido ante la desgracia reconcilia en este caso la dignidad humana, el poeta satiriza la insensibilidad humana que agobia a la sociedad, concediendo solo a los ciegos el don de observar con ojos de primera vez.



Y en Onomástico, el símil de un cumpleaños con copas, amigos, es un mordaz asomo del ritual del velorio , se establece la cosmovisión de la aldea en la relación hombre-muerte, el camarada yace alrededor de ellos, y no es más que un cadáver visto por los amigos que persisten en atribuirle condición de vivo a quien los abandonó.
La miseria y la desesperanza en una niña debajo del puente. El falseamiento de la vida urbana, se repite escupiendo frases que reprochan una existencia llena de máscaras y atajos.



El efecto poético de sus metáforas recurre a ecos de la infancia en Vieja fotografía, a la mención de animales especialmente perros e incluso en la portada, gatos asesinos, pájaros, caballos, instrumentos como el clarinete , los cuales hacen símil, personifican y armonizan con una lira que se revela como prueba de su intríngulis profunda y compleja.

En De la ciudad y sus amores ajenos, libro de poemas de Tito Mejía Sarmiento las obsesiones, punto de referencia del impulso creativo ubica a Tito frente al erotismo, del que Octavio Paz dice ‘’no es un imitación de la sexualidad, es su metáfora’’, buscar contenidos nuevos simbólicos y gozosos que no compiten con el sexo acrobático y la contemplación visual de lo pornográfico, o lo jocoso, se trata de un erotismo dignificado que ha ido madurando desinhibiendo la sacralidad corpórea en ritmo, figuras retóricas y lenguaje elevado para el disfrute de sus lectores.



El autor exalta el encuentro de los cuerpos, la contemplación del cuerpo femenino objeto del deseo, forja significados al acoplamiento, al placer, los sentidos, su mayor pericia es dar nombre a lo fugaz, lo evanescente, las sensaciones…



El poeta a su vez, conduce a la intimidad a una mujer frágil y poderosa, dominada, y le canta a la fascinación por el sexo consumado que lo sumerge en un vacío una liviandad de una esfera cósmica espiritual y mística. En sus versos la voz refleja la supremacía de quien ha amado a mas de mil mujeres, según evoca en un autorretrato en el poema El poeta flaco de la esquina azul y no se redime, ni pierde su virilidad conquistadora, la angustia de lo instantáneo, de lo efímero e indefinible, desemboca en la necesidad irrefrenable de elevar sus poemas a sus amadas para eternizarlas junto a los rituales, ceremonias de una danza corpórea súbita y breve como un relámpago y, jugar a la imposible posesión absoluta de la mujer.



Una identificación del yo con el mundo del erotismo y la sexualidad son para Tito Mejía Sarmiento, la potencia primera, sacraliza el sexo, el ritual de amarse responde al complejo ideológico que trasunta su obra, libera su conciencia intuitiva el componente sonoro, va mas allá de una pareja con cuerpo, rostro, nombre que en algunos casos es Penélope, Cleopatra, Lais de Corinto, Eva, Salome y la música de las palabras traspasa lo intangible de aquellas pasiones que desentraña el espíritu.



La denuncia social también contagia su intrincada en Hoy vino devora, la mama del hijo menor de tenorio, a visitarme por última vez, pareciera que quisiera hacer cambio de tono y los versos narran, sin presumir relato. También cuando menciona en Penélope a una mujer gruesa vendedora de bollos en el barrio abajo que aguarda el regreso de su amado rendido al feudo. Así mismo, en La mujer del marinero, se cuenta en el poema con epílogo de Pablo Neruda: Cleo, espera el regreso de su amado con la misma ansia como en la Odisea, Penélope espera el regreso de Ulises a su patria Ítaca, en el poema hace alusión a las estrellas naufragadas de Ítaca.



En el poema Vieja casa de bahareque es la nostalgia, su cuerpo alguna vez poseído al igual que la casa personifica su desnudo y avanzarlo… (De escalón a escalón hasta llegar a la enredadera de sus piernas). El erotismo bucal en morder los territorios femeninos en Ofrenda de cumpleaños.
En Vecina bajo la lluvia, se expresa la obnubilación ante la contemplación del cuerpo de la vecina el morbo que desencadena este acto clandestino a través de la poesía se eleva se erige en la ternura del deseo, hago referencia a un poema de Pablo Neruda en Residencias
El tango del viudo
por oírte orinar, en la oscuridad
en el fondo de la casa
como vertiendo una miel delgada, trémula, obstinada.
A Catherin Biller, directora francesa del cine declaró:“que hacer arte en este caso escribir sobre el sexo, solo se logra si uno logra liberarse de su propia censura que es la obscenidad” y Tito, agrego yo acá, es un maestro del erotismo poético
Tatiana Guardiola Sarmiento
Poeta Colombiana

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