sábado, 24 de septiembre de 2016

¡Basta ya de tanta guerra!¡Votemos por el sí, este domingo 2 de octubre de 2016!
                                                                                  Con quién sueñas, abuelo Francisco
                                                                                                                    ahora que llevas
                                                                                                             tantos días de siesta.
                                                                                                                                  G.A.G.

Por Tito Mejía Sarmiento
Nos acostumbramos a buscar la muerte en los ojos de todos, solíamos pasar más tiempo en los cementerios que en nuestras propias casa, es decir, teníamos el sello de la parca en la solapa, nos volvimos paranoicos desde todo punto de vista, de ver tantos ríos de sangre que se desbordaron en las noches de vigilia sobre la palabra abandonada por el miedo. Y para decir verdad, todavía es la hora, que muchas personas no conocen el paradero de sus familiares por tanta guerra en derredor de toda la geografía nacional, pero llegó la hora de decir: ¡Basta ya de tanta guerra! ¡Votemos por el sí, este domingo 2 de octubre de 2016!
Personalmente, padecí los estragos de la violencia cuando el 29 de abril de 2004, a escasos metros del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), en  Barranquilla, asesinaron cobardemente por la espalda a mi hermano, el médico Nelson Mejía Sarmiento (un hombre como dijera el día de su sepelio, el escritor Ramón Molinares,  de puertas abiertas, por donde, sin pedir permiso entraba todo el quería a cualquier hora del día o de la noche), cuando fungía como alcalde de Santo Tomás, siendo presidente de nuestro país Álvaro Uribe Vélez, pero al igual que la mayoría de los colombianos, quisiera con todas las ansias de mi alma, vivir y envejecer por largo tiempo de la forma más pacífica posible, ser un poeta sin miedo, un poeta que pueda contar las estrellas completas de un cielo apacible todas las noches, mientras una leve brisa se mueva también bajo la luna y los pájaros cierren alegres sus alas para descansar en  sus nidos.   
Así como nuestros abuelos compartieron hace muchísimos años, el agua fresca de las tinajas, respetuosamente les digo a mis conciudadanos, que compartamos  también en una especie de Santo Grial, este domingo 2 de octubre de 2016, cuando el haya salido victorioso en el plebiscito, para asimismo acabar con tantos años de guerra fratricida en nuestra amada Colombia.
¡Entonces, bienvenida la paz que tanto hemos anhelado y que se calle la  multípara rechifla de las balas asesinas!


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