viernes, 27 de mayo de 2011

NUEVOS POEMAS

M E T A M O R F O S I S
Amanecí extrañamente
convertido en ave migratoria,
y decidí en el acto, la travesía por todos los océanos
como esclavo orgulloso de los vientos.
Desde arriba la vida es un milagro abierto:
La fruta madura, el hombre enfrentado al propio hombre,
una pareja haciendo el amor en pleno parque, un campesino caído
en su fracaso, niños abandonados, casas sangrando a puro dolor
y dejando oscuras y densas cicatrices en el alma,
y por supuesto, la sonrisa bajo el sol donde tú brillas.
Desde arriba se palpa todo,
excepto la bala que atravesó mi corazón
y quebró para siempre mis alas,
convirtiéndome ahora en parte
de un exquisito plato
del más famoso restaurante de Nueva York.

Tito Mejía Sarmiento




PENÉLOPE

Penélope, gruesa morena
y vociferante vendedora de bollos en el barrio Abajo,
no ha querido salir de su alcoba
desde que Odiseo partió para la capital.
Teme que una lluvia de múltiples requiebros
la sorprenda en la calle y borre para siempre,
el canto de amor que su guerrero amante
dejó regado por toda su piel.
Ahora, Penélope teje la madeja de sus tardes,
moliendo maíz para que su hija mayor
venda por ella el producto casero
hasta cuando Odiseo culmine su misión de leyenda urbana
ante la rendición del feudo.
Tito Mejía Sarmiento









DESEQUILIBRIO
Nube Luz trabaja en la capital, en una casa adinerada. Allí cocina, lava, plancha y debe dejar, entre otros menesteres, bien relucientes, los pisos para que se reflejen las ropas de marca que usan sus patrones e hijos. Además, casi todas las noches, por orden superior, tiene que abrirle la puerta de su alcoba, al “bebé” de la casa, quien está en pleno proceso de desarrollo. Es decir, Nube Luz entrega su piel analfabeta por necesidad.
Cada quince días, espera ansiosa su jornada de asueto para irse a su provincia natal, donde su marido (imposibilitado por una bala perdida) y sus tres hijos pequeños con hambre, pero con unos deseos infinitos de vivir, la llenan de sorpresas, mientras en la hornilla, una olla hierve lágrimas sin compasión.





Tito Mejía Sarmiento

lunes, 2 de mayo de 2011

Carta abierta a mi hermano Nelson Mejía


CARTA ABIERTA A MI HERMANO NELSON MEJÍA SARMIENTO



“Asesinado el alcalde de Santo Tomás, Nelson Mejía Sarmiento,
frente a las instalaciones del DAS, el 29 de abril de 2004”
Titulares de prensa

Por Tito Mejía Sarmiento.


Hoy 29 de abril del 2011, te escribo para saber dónde estás. Cuéntame cómo vives. Dime sencilla y llanamente, cómo son tus días porque en cuanto a los míos sin ti, son profundamente tristes desde las rurales mañanas hasta cuando las tardes se pierden en el extraño abrazo de las noches que los acuna. Te cuento que casi todos los días, en el marginal instante de los silencios, lloro calladamente, hablo de ti para mis adentros, sonrío por 29 segundos y, es entonces, cuando me parece escuchar tu voz que se prolonga no sólo en mis oídos precisamente por 29 segundos, otra vez el número 29, sino en mi fértil corazón, donde comienza a echar raíces sagazmente la esperanza de no perderte en el espacio que ahonda el vacío inabordable de la razón de ser o la locura imprevista del tiempo dolorosamente resignado, mi amado Nelson.
Tantos acontecimientos han pasado a través del blancor imprevisto de los días en estos últimos siete años que, narrarlos todos en una cuartilla, es imposible, pero trataré en lo que se pueda, ser lo más conciso y puntual, mi adorado hermano del alma:
El viejo Tito, falleció este 11 de abril a las cuatro y diez de la madrugada en la Cínica Mediesp, producto de una fuerte gripe y una inclemente artritis que lo dejó inmóvil. Te cuento que a pesar de sus 92 años de edad, tenía su visión, audición y mente incólumes. Y cuando se veía rodeado por seres de tu misma sangre, preguntaba mucho por ti.
En cuanto a la vieja Eloina, te cuento que hay ocasiones en que pierde el sentido de las proporciones, y se enlaguna en la intrépida angustia de hallarte en casa o en un paisaje paradojal, quedando atrapada además, en un llanto cuasi eterno hasta cuando uno de nosotros: Cipriano, Arnaldo, Bertha, Vilma, Alejandra, Alex, Kito o yo, la devolvemos a la realidad de manera injusta, no sin antes pasar por un desmedido torbellino de dolor.
Tu esposa Onésima y tus hijos prefieren guardarse sus pesares en un respetuoso silencio y acrobacias sálmicas, sin olvidarte como es lógico un solo instante de sus vidas, sobre todo en las noches cuando los pájaros se alistan para surcar las casas arrastrando el amanecer.
De política te digo que, muchos dirigentes han olvidado los compromisos adquiridos con en el pueblo. Hay una especie de arroyo sin cauce, y en aras de contribuir con el desarrollo integral de Santo Tomás, en donde la realización de grandes obras cobren vida o se vuelvan a ver como producto de una verdadera gestión, entrega, sacrificio y, en donde además, se sienta la mano amiga con el prójimo como cuando tú fuiste alcalde en dos oportunidades, muchos seguidores tuyos están convocando reuniones para hallar nueva alternativa de poder.
¡Toda la vida es ahora, hermano!

Atte. Tito Mejía Sarmiento